Cruz Roja nació por iniciativa del Suizo Henry Dunant, era un hombre suizo de negocios, viajaba cerca del pueblo de Solferino (Italia) quien socorrió a los soldados heridos en la batalla de Solferino –Italia, en 1859. En su viaje se encontró con un campo de batalla, donde se estaban enfrentando el ejército austríaco contra el francés y el piamontés. Dunant observó que los heridos morían por falta de atención médica, pues los servicios sanitarios militares no daban abasto. Ayudado por las mujeres de los pueblos cercanos, auxilió a los heridos sin hacer distinción alguna de nacionalidad o uniforme, viendo en ellos solo hombres que necesitaban ayuda. Esa experiencia conmovió a Dunant y plasmó lo vivido en su libro «Un recuerdo de Solferino», donde planteó dos propuestas: fundar en todos los países sociedades voluntarias de socorro, para prestar asistencia a heridos en tiempos de guerra y mantener un principio internacional, convencional y sagrado, como base y apoyo para dichas sociedades de socorro. Ese texto, publicado en 1862, fue la chispa que encendió la llama del nacimiento de la Cruz Roja en el mundo. Con el apoyo del Gobierno suizo, en tan sólo un año, se concretó en Ginebra una conferencia diplomática en la que participaron representantes de 16 gobiernos europeos. Allí se determinó: la promoción internacional de Sociedades de Socorro, tal como propuso Dunant, la creación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y la redacción del Convenio de Ginebra para mejorar la suerte que corren los militares heridos de los ejércitos en campaña, firmado el 22 de agosto de 1864. De este modo comenzaron a formarse sociedades nacionales en el mundo, guiadas por el mismo ideal humanitario.